¿Por qué la resiliencia es un MUST?

¿Qué hay de original en la palabra? Resiliencia no es original, pero requiere de originalidad, la propia para extraer nuestros recursos más internos y a veces, desconocidos, para superar situaciones adversas que la vida nos trae.

Aprender resiliencia es para siempre, y podrás mejorarla.

Este constructo verbal fue divulgado por Boris Cyrulnik, un psiquiatra psicoanalista y neurólogo francés, y hoy más que nunca, necesitamos aprender a ser resilientes. Y digo hoy, porque escribo desde la tercera ola de la pandemia camino de la cuarta, y esto me dice que este post no será atemporal…tengo la esperanza de que un día todo esto habrá pasado. Pero lo que no habrá pasado es la necesidad de aprender a ser resilientes, a conocer y manejar nuestra capacidad para superar adversidades. Pues me temo que si la descubrimos y la mejoramos, nos servirá para todos los tiempos. Como ya nos ha ocurrido en el pasado.

¿Qué es la resiliencia?

Dícese que la resiliencia es la capacidad que tiene una persona para superar circunstancias difíciles y/o problemáticas. Es la capacidad humana para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas y salir de ellas fortalecido, e incluso transformado. Y esto significa, que en cada circunstancia habremos sentido el dolor de lo ocurrido, de nuestra forma de afrontar ese momento, y sobre todo, necesitamos haber aprendido algo de nosotros mismos y nuestra capacidad.

A lo largo de la vida, profesional y personal, tropezamos con circunstancias que requieren mucho de nosotros, de nuestras capacidades y habilidades. Ahora mismo, en plena ola, cuando todos los pilares que teníamos ya se han caído y nos pilla a cada uno en su etapa de reconstrucción, necesitamos más de nuestra fuerza interior y para ello hay que iniciar el camino del autoconocimiento.

No es momento de esperar, resuelve tú lo que puedas.

No es momento de esperar a que nadie nos rescate, pues parece que superar esta situación primero y ante todo, requiere de nosotros, de nuestra capacidad de combinar la calma, con la paciencia, con la serenidad, con la fuerza, con las ganas de seguir…todos los recursos que tenemos dentro. Es hora de sacarlos a pasear por turnos, pues unos días nos requiere paciencia, otros fuerza, y hay días que nos piden serenidad. Pues con unos y con otros, vamos saliendo de los días, las semanas y los meses, en breve ya 1 año.

No es la primera vez en la historia que vivimos una situación adversa, pero sí lo es para algunos.

Una época desconocida para casi todos, pues excepto las personas mayores que aún quedan y vivieron una posguerra, el resto no sabíamos de escaseces a estos niveles. Pues aunque si bien es cierto que las crisis económicas se han sucedido a lo largo de la historia, y hemos conocido la financiera de aquellos años 2008-2014, sin embargo no habíamos vivido una crisis sanitaria mundial que  además arrastra consigo a le economía: que nos confina, que no nos permite relacionarnos, que no nos permite socializar más allá de una pantalla o teléfono. Que nos limita la vida al pequeño núcleo de convivencia cuidando al máximo por nuestra salud, y dejando en segundo plano de preocupación la economía porque la parte sanitaria lo inunda todo. Claro que, ¿cómo olvidarnos de la economía verdad? No, no he dicho olvidarnos, sólo aprender a vivir dejando esa preocupación en el nivel 2 porque el 1 está sin resolver. Se trata de ocuparnos más que de preocuparnos.

La resiliencia nos va dictando el camino, nos dice cada día donde poner nuestro foco para conseguir superar un día más, pero no bajo mínimos, que llamaríamos supervivencia, sino con sentido, dándole propósito a nuestros días. Pongamos foco más allá de la miopía del presente.

Fijemos nuestro propósito

Y es que si algo nos dice la experiencia, es que la resiliencia se activa cuando trabajamos con nuestros recursos internos y cuando tenemos un propósito claro. Nada más claro para aprender de ello que leyendo un libro tan profundo como el “Hombre en busca del sentido” de Viktor Frankln, libro de cabecera que siempre me acompaña desde el sentimiento más profundo. Si ellos pudieron, nosotros podremos.

Saca a pasear tus recursos más poderosos y ocultos, y recuerda que ya están en ti, solo necesitas darles luz e ilusionarte cada día.

Y si algún día no aparecen, escucha: “Los guerreros más fuertes son estos dos: el tiempo y la paciencia” de Tolstoi  en su libro“La Guerra y la Paz”